El poder sanador de la crítica y la auto-crítica

Hernando Vanegas Toloza

Uno de los principios de la doctrina del marxismo-leninismo es la crítica y autocrítica. Principio fundamental en el crecimiento de todo militante. Causa también de intensos debates y contradicciones. Por ello quisiéramos que abordaramos este principio desde la visión del pensamiento complejo, toda vez que nos haría entender mucho mejor este principio y su aplicabilidad.


Como todo en la naturaleza y las relaciones sociales encontramos en éste principio un bucle del pensamiento complejo: ser humano-crítica-autocrítica. Cuando en las reuniones partidistas revolucionarias se evalúan sus acciones y se señalan los errores, falencias, etc, se realiza una crítica y a ella debe suceder una autocrítica a fin de ir alcanzando el perfeccionamiento del militante y del colectivo, lo cual desde luego nunca se logra totalmente toda vez que como seres humanos estamos cargados de imperfecciones, somos imperfectos.

Al realizar una crítica -positiva, constructiva- debemos ser los suficientemente objetivos para no dañar al militante. Las críticas destructivas conllevan a una explosión de contradicciones antagónicas que pueden redundar en rompimientos, fracturas, etc. La crítica es como la cara de las contradicciones antagónicas, la parte dialéctica de la cuestión, que si es mal usada causa daño.

En cambio, la auto-crítica es la parte dialógica del fenómeno ya que su aplicación por parte del militante implica la movilizaciónde energías que le permiten un mirarse interiormente, reconociéndose y caminando un camino de perfeccionamiento que de otra manera no se produciría. Su espíritu revolucionario se enriquece en cada nuevo proceso de autocrítica, lógicamente si ésta es verdadera, real.

La crítica constructiva sería como ”el gatillo” sanador que induce una respuesta interior del militante, la auto-crítica. Así como en medicina, los gatillos sanadores en la vida militante sólo serían sanadores si hay la respuesta autocrítica en el militante. El sentir una crítica bien hecha, constructiva, lleva al militante a mirarse muy adentro, ver sus positividades y sus negatividades, produciendo un reforzamiento de las primeras y una superación de las segundas, a fin de convertirlas dialógicamente en parte de las primeras cuando exterioriza al colectivo su pensamiento auto-crítico.

De esta manera hay una elevación de la conciencia del militante y del colectivo, a través de la palabra, del estudio, que produce lo que los cientistas sociales llaman los saltos cualitativos. De igual manera, cuando en un colectivo se pretende imponer las concepciones de una persona o parte de un colectivo se produce el efecto contrario, la regresión de ese colectivo y aparecen entonces las tendencias divisionistas, fraccionalistas, por la falta de capacidad autocrítica de ese personaje, lo que los cientistas sociales llaman la involución.

Estas incapacidades de reconocer la crítica y realizar las correspondientes auto-críticas llevan al envanecimiento fácil, a considerarse el ”dueño” del colectivo o partido, y aparecen las manifestaciones de megalomanía que hemos visto por estos días en la izquierda en Colombia. Otra cosa sería que esos sectores no se reconozcan revolucionarios y ello es así cuando se persiste en las conductas dañinas que afectan todo el colectivo partidario.

Apliquemos entonces creadoramente este principio y veremos y sentiremos el aleteo reconfortante de la vida militante en cada uno de nosotros. El aleteo de una mariposa en el Amazonas puede provocar un tornado en Texas. Definitivamente.

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