Intercambio Humanitario y Mediación Pedagógica
Hernando Vanegas Toloza
Hemos insistido a lo largo de los años en la necesidad de una Mediación Pedagógica para la Paz en Colombia. Ella deviene en imperiosa en estos momentos en que los canales entre las partes enfrentadas están aparentemente cerrados, más bien sellados dicen algunos.
Una Mediación Pedagógica que tiene como sello, el desaprender lo aprendido durante años y años de confrontación. Esto conlleva a que en el ‘encuentro’ con el otro se tiene que llegar abierto, dispuesto a escuchar, y con el alma llena de buenos presagios. Porque llegar con las mismas tesis, con los mismos ‘inamovibles’, con los mismos prejuicios, es una gran pérdida para los colombianos.
Hemos dicho que en esta tarea de “Mediación Pedagógica, juega papel fundamental echar mano de los planteamientos de la Biopedagogía del maestro Francisco Gutiérrez, de la teoría del caos de Prigogine, del pensamiento complejo de Edgar Morin, de la biología del amor y la teoría de la autopoiésis de Maturana y Varela, de las teorías educativas de Gallegos Nava, así como rescatar los saberes ancestrales de nuestros indígenas y del pensamiento de avanzada en Colombia y latinoamericano, para ir conformando un todo que nos permita resarcirnos de los más de 500 años de estar ciegos ante nosotros mismos y agredirnos mutuamente, para desarrollar acertadamente esta Mediación Pedagógica para la Paz de los colombianos que realmente deseamos la paz para vivir la vida en paz”. [1]
Por ello es justo analizar la posición de las partes para ver claramente en que momento estamos.
El gobierno
En la anterior reflexión [2], planteábamos que la posición gubernamental era una típica visión cartesiana-newtoniana, simple y simplista, y de allí tácitamente colegimos que era la visión más apegada a sí misma.
Ella es claramente visible. El uso de los ‘inamovibles’ son su esencia. Todas las razones argumentadas son ‘razones de estado’ y por ellas todo vale. El descalificar al contrario es parte de ella, pero también lo es el mentir –o ‘utilizar’- a los mediadores, enviándolos a tareas que ya el gobierno sabía de antemano no iban a fructificar porque él así lo tenia decidido.
El enviar a los mediadores a que hicieran el ridículo tenía un costo y ese costo se ha manifestado plenamente. Los mediadores han quedado claramente delimitados como seres humanitarios, bondadosos, en tanto el gobierno colombiano es todo lo contrario, tanto para la opinión pública nacional como para la internacional. Una medida de lo anterior es el concierto ‘Enciende una luz por el Intercambio y la Paz en Colombia’ realizado en Venezuela, con la asistencia de miles de miles de personas, y la ‘manifestación por el Intercambio’ en Bogotá, la cual contó apenas con la asistencia de 1.500 personas, porque los colombianos identificaron este llamamiento con el gobierno.
Además, se cumplió lo previsto. Ante la mezquindad gubernamental, de la terquedad de no propiciar el Intercambio, los países interesados –Venezuela, Francia, Ecuador, Bolivia, Brasil, Argentina, Nicaragua, y los europeos Suiza y España- prácticamente han conformado un Bloque Pro-Intercambio y poco a poco le van imponiendo éste al gobierno nacional.
El gobierno colombiano ha olvidado que no hay ‘razón de estado’ más poderosa que el amor con que se debe defender una vida. Una vida, así sea una sola, significa todo un mundo, y ella da muestra del humanitarismo o no de un gobierno. Esto tendrá que aprenderlo el gobierno y aprender –quizá con Sarkozy- que una vida vale cualquier esfuerzo y se va a cualquier parte con el fin de defenderla, y debe ser un gobierno realmente demócrata, verdaderamente humanista, el primero en hacerlo. El desprecio total de la vida, de la suerte de los prisioneros, entre quienes se cuentan funcionarios estatales y miembros de la clase política colombiana, es lo evidenciado por el gobierno colombiano, y en estos momentos tendrá que aprender lo que vale realmente UNA VIDA.
La inflexibilidad mostrada por el gobierno se convierte aquí en una dificultad y casi imposible adelantar con él una Mediación Pedagógica. Pero hay que continuar intentándolo.
Las FARC
Las FARC han demostrado que se adecuan muy bien a un mundo de incertidumbre. En realidad ellas viven en una incertidumbre total. Hoy aquí, mañana allá; amanezco en un sitio y anochezco en otro, variabilidad que nos da una idea de lo caótica que es su vida. Pero decir caos no es decir desorden, de ese caos va saliendo un orden que hilvana todas sus acciones.
Una investigadora de la Sorbona de París demostró que las FARC han cambiado –enriqueciéndolo- su lenguaje con cada Proceso de Paz que han tenido, lo que nos demostraría su ductilidad, su capacidad de adaptación. Su conocimiento se enriqueció en los Procesos de Paz y prueba de ello fue el inmenso laboratorio de Paz en que convirtieron al Caguán. Allí vimos a unos guerrilleros que se iban enriqueciendo en la medida en que adelantaban sus tareas y sus Audiencias Públicas, a la vez que ellos iban enseñando a los líderes cívicos, de negros, indígenas, gremios, etc, cuáles eran sus propuestas y visiones. Y su supervivencia a tantos planes militares, los Planes Colombia, Patriota y Consolidación, son los últimos, sólo demostraría un enorme conocimiento del ‘enemigo’. Quizá por ello el respeto con que se refieren a él. A pesar de esa capacidad de adaptación, lo que observamos es que sus principios continúan incólumes, aferrados a sus líneas doctrinarias, el marxismo-leninismo y el bolivarismo.
Esa flexibilidad los hace unos candidatos excelentes para adelantar con ellos la Mediación Pedagógica para la Paz, en tanto con el gobierno es supremamente difícil, y todos esperaríamos que fuera al revés. No se entiende cómo el gobierno se muestra intransingente, mientras las FARC sería la que aportaba aquí la novedad. Por ello los hemos visto tranquilos en este trance. La televisión mostró a unos líderes guerrilleros con suficiencia de carácter, con integralidad, frescos, y con alegría de vivir la vida. Lo cual es realmente llamativo para la opinión.
Quizá el aspecto negativo sea el de los tiempos. Las FARC pareciera que manejaran otros tiempos y no los tiempos del mundo actual. Ello proviene de su extracción campesina que está muy ligada a los tiempos de la Madre Tierra, a la cual están muy ligadas las FARC, aunque en los últimos años se ha nutrido de muchos jóvenes de ciudad. Pero la Tierra es todo para las FARC, es su techo, su camuflaje, su provisión de refugio y alimentos. Y la Madre Tierra tiene sus tiempos, los cuales siguen las FARC muy bien.
Por culpa del tiempo he visto funcionarios alterados, impacientes, por los ‘tiempos de las FARC’. Pero ello siempre me hacer recordar el proverbio de algunos pueblos africanos: “El hombre blanco tiene relojes para medir el tiempo, pero nunca tiene tiempo para sí mismo”.
Por todo lo anterior, la Mediación Pedagógica sería fácilmente aceptada por las FARC y utilizada como un recurso en su actividad.
Clara, el guerrillero y Emmanuel
Clara y la concepción de Emmanuel nos deja una enseñanza de que es posible en Colombia la reconciliación. Ella de la llamada clase política, acostumbrada a todas las comodidades, vive la dureza de su cautiverio y en determinado momento y a pesar de la difícil vida en la montaña, en la selva, su corazón le da el aliento vital para amar un guerrillero y concebir un hijo entre los dos.
¿Habrá prueba más sublime de reconciliación entre los colombianos que concebir un hijo del ‘enemigo’? ¿Qué sentimiento jugó allí: el amor, la biología? Yo creo que por encima de todo está el amor y los pseudos-sicólogos apelarán a explicaciones como el ‘Síndrome de Estocolmo’ y a la de ‘la violación consentida’. Los que dan estas explicaciones viven apegados a una cantidad de marcos, conceptos teóricos, ‘cajas negras’, que impiden ver más allá de sus narices. Esos nunca han sentido el amor, el verdadero amor, la manifestación sublime de la vida, y quizá lo que han sentido está enmascarado por el velo de la mezquindad.
Por su parte el guerrillero siente ese amor que lo lleva a desafiar todo, hasta los reglamentos de su organización y está dispuesto a pagar el precio. Y accede a la sanción correspondiente por haber violado las disposiciones y las orientaciones, aplicadas por un superior jerárquico no sin la comprensión de que ‘en las cosas del amor no le pongas adelante la razón’. Además, la falta del hijo cuando no esté, cuando vaya con su madre, será un dolor y un bálsamo al tiempo. Dolor por su ausencia, bálsamo por tenerlo.
Emmanuel por su parte, dadas las condiciones, disfrutaba del calor materno algunas horas al día y el resto lo vivía con las ‘madres sustitutas’, las guerrilleras, que cumplían a cabalidad la tarea encomendada. Y es que un niño en la guerrilla es cuestión rara, extraña, extrañísima. Además el sentimiento materno está presente en todas las guerrilleras. Por ello, creo yo, brazos y amor maternal es lo que le ha sobrado a Emmanuel en sus cuatro años de existencia.
Ahí se inició una historia de amor y reconciliación que apenas empieza y no sabemos cuál será su final. Sólo deseamos en nuestro corazón que tenga un final feliz para todos.
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[1] La salud desde la dimensión autopoiética. H. Vanegas. 2006
[2] El imperativo de una mediación pedagógica para la paz en Colombia, H. Vanegas. 2006. Ver en http://deorumars.blogspot.com/2006_08_01_archive.html
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